Bueno, pues llegó el gran día, ese que estábamos esperando los pescadores de truchas con tanta ilusión desde hace mucho tiempo, deseando verle de nuevo la cara a las bonitas pintonas...
Como era de esperar las condiciones no eran las más indicadas para la pesca, mucho pero mucho frío, y los ríos repletos de agua que bajaba congelada...La imagen anterior lo dice todo...
El escenario elegido en esta ocasión para el estreno de la temporada fue el río Tambre, a su paso por el coto de Chaian, cerquita de casa, aquí en Santiago.
Como ya sabía de antemano las condiciones con las que me iba a enfrentar, decidí utilizar para este día una modalidad tradicional de pesca que hacía mucho tiempo que no practicaba, el cebo natural, la siempre efectiva lombriz de tierra, o como aquí la llamamos "miñoca".
Armado con una caña inglesa, la Shimano Catana de 4.50 m de longitud, con una acción extra rápida ideal para este tipo de pesca me puse manos a la obra. Yo esta caña también la suelo utilizar para pescar a ninfa..si si a ninfa...ya que a la pasada y al tiento es muy pero que muy eficaz.
Y aquí veis el cebo que os comentaba, la famosa "miñoca de braña", todo una golosina para las pintonas y que tal y como estaba el río se antojaba la forma más efectiva para tener éxito.
Hacía mucho tiempo que no insertaba en el anzuelo una de estás, pero ya sabéis que ésto de la pesca es como montar en bicicleta, nunca se olvida...
Os presento a los tres mosqueteros...de izquierda a derecha: mi padre, Alejandro, y Ricardo, tres grandes pescadores que en esta ocasión también se decantaron por el cebo natural para intentar burlar a alguna sabia pintona.
Las capturas se hicieron de rogar, tuvieron que pasar unas horas para poder realizar mi primera captura de la temporada. Fue cuando empezó a calentar un poquito el sol cuando empezaron a entrar en actividad las fario.
Como podéis ver la efectividad de este cebo es más que notoria, no hay más que ver como lo engullen, y de ahí el problema de esta modalidad de pesca...la captura y suelta es imposible, la supervivencia de la mayoría de los ejemplares que se sueltan es muy baja. De ahí que no suela practicar esta modalidad ya que como bien sabéis yo suelo soltar las truchas.
A última hora de la mañana decidí cambiar el cebo natural y puse unas ninfas, exactamente unas de oreja de libre muy lastradas que os mostraba en la anterior entrada, utilizando la misma caña y pescando a la polaca conseguí engañar a esta bonita trucha que ésta vez sí pudo volver al agua en perfectas condiciones, e aquí la gran diferencia de usar un cebo artificial y otro natural.
Pues nada, aquí os muestro la percha del día, y que en esta ocasión me traje para casa para degustar con la familia, cuatro bonitas truchas, y dos escalos o bogas, por cierto hablando de estos últimos, la anécdota del día fue lo que le pasó a mi padre con un agente de la policía autonómica, mientras se acercaba para pedirle la documentación, mi padre acababa de capturar uno de éstos, y acto seguido se lo mostró al agente y éste le dice todo serio:
"que bonita trucha.... esa si que da la medida"...
y mi padre con cara de incredulidad le contesta:
"no señor, no se trata de una trucha...es solo un escalo..y usted debería saberlo, ya que no tiene talla mínima por tratarse de un ciprínido"...
Ver para creer...éste es el tipo de guardería que tenemos...